En un mercado del centro de Lima,
se desató un incendio el pasado jueves en el que aún hay desaparecidos. Una de
las razones por las que la noticia ha tomado las redes es porque en lo alto del
edificio de las galerías del mercado, alguien había colocado contenedores de carga para que,
bajo llave, jóvenes trabajaran más de 12 horas diarias falsificando tubos de
fluorescentes importados, con esos tubos asomados por las ventanas de sus
cubículos, estos jóvenes trataban de contarle al mundo que estaban vivos en medio de las llamas. No se
pudo hacer nada.
La privación de libertad es uno
de los elementos constitutivos de la explotación laboral, muy común en Lima
(OIT 2016) y muy común en cualquier país donde la informalidad alcanza cifras
elevadas (el 73% en el país) y la fiscalización es las mismas es caprichosa. Pero vayamos por partes:
Para que existan esclavistas y explotadores tienen que darse
condiciones para que puedan disponerse de esclavos, el delito de trata de personas constituye: a) una “acción” como por ejemplo recibir
personas, d) un “medio” por el cual se realiza la acción, como por ejemplo una situación de vulnerabilidad y c) un
“fin” es decir, la explotación. O dicho de otra forma, capto o recibo a personas
que se encuentran en situación de pobreza para hacer que trabajen muchas horas,
en condiciones insalubres y por un pago irrisorio.
Ocurrió en Las Malvinas y
está ocurriendo ahora en sus alrededores, donde seguramente jóvenes, hombres y
mujeres están siendo explotados(as) bajo llave, en contenedores, galerías,
restaurantes o clubs de alterne.
Cualquiera de estas personas
encerradas a trabajar bajo llave elegiría una alternativa de ser posible,
elegirían poder trabajar en un lugar donde poder crecer y desarrollarse,
trabajando las horas que les permitan tener una vida personal, recibiendo un
salario adecuado, teniendo vacaciones para descansar, un seguro de salud, acceso
a crédito para comprar una casa o estudiar, en fin; un trabajo formal.
¿Cómo se configura la situación de vulnerabilidad?
Si vienes de una situación económica precaria, con suerte vas a terminar la secundaria, y no vas a tener acceso a la universidad, a la que ingresan solamente 3 de cada 10 jóvenes en Lima que son las personas que pueden pagarlo, los jóvenes trabajando en condiciones de explotación no pueden.
- No pueden acceder a la universidad ni a otros estudios terciarios porque cuestan un dinero que no tienen, y porque además deben salir a trabajar, porque hay que aportar en la casa y en muchos casos mantener bebés. Así que salen a la calle y buscan desesperadamente trabajar.
- Han escuchado en casa hablar del trabajo exclusivamente como medio de vida, y con adjetivos poco atractivos, porque posiblemente su familia trabaja en el mercado informal y no les pagan lo que deben ni les tratan bien, así que despotrican del trabajo.
- Saben que si intentan emplearse en algún lugar donde les den contrato, como vienen de un colegio mediocre no les responderán a sus decenas de correos solicitando empleo. Las empresas privadas no son un escenario que les sirva, no están preparados y no saben tampoco qué hacer para acceder a ellas.
- Aparece alguien que les cuenta que hay un trabajo para ellos(as) que se necesita una ayuda en un taller, restaurante, galería o contenedor en el alto de las galerías de las Malvinas, y van, claro que van, porque necesitan ese dinero. Les encierran para asegurarse de que no roban nada, de que van a trabajar sin descanso, y bueno, no parece que puedan aceptar o no la situación, solamente es, así que se quedan y trabajan sus 15 horas, más a veces, para que les den su dinero, de preferencia al día o semanal, porque no pueden esperar un mes a cobrar.
- ¿Esta historia es la de un millón? ¿Dos? de jóvenes en Lima, solo en Lima, que no pueden seguir estudiando y no han desarrollado unas mínimas destrezas para poder trabajar en condiciones humanas. Hay programas, existen, que nacen para apoyar a jóvenes que quieren estudiar pero no tienen dinero, que quieren trabajar en algo que les haga felices, donde puedan crecer. Hay Fundaciones que nos dedicamos a identificar a jóvenes con estas características y les preparamos para que accedan a estas empresas en puestos que les permitan desarrollarse, crecer, cambiar sus vidas. Forge es uno, pero hay otros donde se puede participar, gratis, lugares que van a cambiar sus vida si están dispuestos a ganárselo con su esfuerzo.
Estos programas necesitan apoyo para poder ser difundidos, llegar a más jóvenes para poco a poco, ir sacándolos de las garras de la esclavitud. Este año en Forge hay 1500, queremos ser más, muchos(as) más. Porque estas situaciones se pueden evitar, porque además de existir personas capaces de explotar, existe un caldo de cultivo, una mezcla explosiva que hace que jóvenes en esa situación de vulnerabilidad las acepten para poder llevar su pan a la mesa. Cada uno que haga lo que pueda desde sus trincheras, y si no pueden, además de manifestarse con la indignación que generan estas noticias, estad atentos para ver lo que se puede hacer, si trabajas en un medio de comunicación ayuda a que se difunda, si eres una persona mediática promociona estos programas, si tienes una empresa, contrata jóvenes que se lo están trabajando duro día a día, y si tienes recursos para donar, hazlo a quienes puedan cambiar la vida de cada joven. Trabajemos juntos(as) para evitar más Malvinas, no esperemos a la siguiente para volver a indignarnos.
María José Gómez
Directora Fundación Forge Perú
https://www.facebook.com/fundacionforgeperu/
Comentarios
Publicar un comentario